Nació y vivió en Cuba hasta los 12 años, en 1961, Ana y su hermana, Raquelin, fueron enviadas a vivir solas a Estados Unidos, allí estuvieron en hogares de transito o escuelas hogar.
Como estudiante, se sumergió en el conceptualismo a medida que se desarrollaba en América y Europa. Extrajo información útil de las actuaciones de prueba de resistencia de Chris Burden y los ritos carnales de los accionistas vieneses; de los movimientos de tierra de Robert Smithson; y de las acciones de alteración corporal, puestas en escena para la cámara, de Vito Acconci. .
En el verano de 1971 viajó a México para realizar investigaciones arqueológicas. Allí, después de años de sentirse como una forastera en el Medio Oeste de Estados Unidos, restableció una conexión con su origen latino, lo que a su vez inspiró actuaciones que se refieren directamente a las religiones afrocubanas. (New York Time 9/7/2004)
Ella era consciente del creciente pensamiento feminista y creó una serie de performances basadas en imágenes de violencia contra las mujeres (una violación simulada en un caso, una golpiza en otro).
“Sus primeras obras de 1972 a 1975 fueron de enfoque feminista, de provocación y preocupación por la mujer, la violencia y la defensa de nuevas estructuras sociales. Este sello de mujer y la necesidad de Mendieta de expresarse y defender a quienes ocupan los márgenes de la sociedad son característicos de sus obras hasta el momento de su fallecimiento.”( María del Mar López-Cabrales)
Mendieta dijo que comenzó a realizar estas piezas después del asesinato de Ottens, como una reacción a la idea de la violencia contra las mujeres”. Años más tarde, Mendieta se refirió nuevamente a Ottens cuando escribió, en una carta a la curadora de un museo, «Me involucré mucho con el tema de la violación en 1973 cuando una joven estudiante de la Universidad de Iowa fue encontrada asesinada después de haber sido brutalmente violada».
Según María del Mar López-Cabrales: “ Una de las cuestiones que más llaman la atención a la hora de analizar la obra y la vida de Ana Mendieta es el gran marcado conflicto identitario de la autora que se expresa en su obra. Debido a sus experiencias, Mendieta vivía una identidad muy particular que se revela en su arte, una identidad fragmentada, descentrada, heterogénea, propia de alguien que no pertenece a ningún lugar, tomando las palabras de Anzaldúa; Como exiliada, Mendieta poseía una identidad fronteriza. Su arte se presenta como un instrumento de negociación entre una cultura perdida, ausente-presente cubana-caribeña y otra cultura implantada-adpotada desde su residencia en los EEUU. Esta identidad fragmentada es un punto clave para entender la obra de Mendieta
Ana realizó una serie de autorretratos con sangre goteando por su rostro, evocando claramente una escena de extrema violencia en casa de su hermana protagonizada por su cuñado .
EN otra de sus obras, Ana arrastró algunos colchones sucios a una granja abandonada en un área boscosa cerca del campus. Esparció escombros, papeles y ropa por la habitación. Luego derramó sangre sobre los colchones y la esparció por las paredes. El escultor Charles Ray, entonces estudiante en Iowa, se topó con la escena mientras caminaba y quedó muy perturbado por ella. Mendieta escuchó a Ray hablando con otros estudiantes en el edificio de arte sobre esto y preguntándose si era «real». Su malestar complació a Mendieta, aunque rápidamente confesó haber creado la escena. Ella pasó a realizar otra versión de Escena de violación en el bosque, boca abajo, desnuda y cubierta de sangre, que documentó desde 35 ángulos diferentes. (villagevoice, por JENNA SAUERS 19 /9/17).
En 1985, cae 34 pisos desde su ventana. Aunque su prematura muerte permanece envuelta en controversias , su marido, el artista plástico Carl Andre, único testigo y acusado del asesinato, fue absuelto, lo que motivo posteriores protestas como por ejemplo las de 1992 frente al Museo Guggenheim de Nueva York, con pancartas con la frase «¿Dónde está Ana Mendieta?» que evoca no solo las circunstancias sospechosas y trágicas que rodearon su muerte, sino también la notoria ausencia de mujeres artistas en exposiciones de alto perfil.