11 de noviembre de 2020

EVANGELIZANDO EL CAPITAL

Viviana Beker

Cuarta Parte

Quemar la selva “salvaje”
con el fuego de la civilización,
puesto que la Tierra no es madre,
sino una virgen que hay que poseer,
penetrar y domar violentamente;
estas son pautas del ethos colonizador
que ha pervivido hasta nuestros días.
Gaya Makaran

Entre las distinciones jerárquicas sobre los colonizados, María Lugones (Hacia un feminismo Decolonial), explicita la distinción entre humano y no humano, que era acompañada de otras distinciones jerárquicas . Solo los civilizados tenían la categoría de hombres/mujeres, los esclavos africanos, los pueblos originales no se clasificaban como tales, se equiparaban a los animales, seres salvajes, sexualmente incontrolables. La civilización, se convierte en sinónimo de heterosexual y cristiano poseedor de la razón. Interviene el cristianismo, con el concepto de almas pecaminosas, que también incluye a hermafroditas, sodomitas, las viragos (Mujeres ruidosas, masculinas, dominantes) como imperfecciones del ser humano En ese mismo texto, describe la “misión civilizadora” con gran crudeza:
“La “misión civilizadora” colonial era la máscara eufemística del acceso brutal a los cuerpos de las personas a través de una explotación inimaginable, de violaciones sexuales, del control de la reproducción y el terror sistemático (alimentando perros con personas vivas o haciendo bolsas y sombreros de las vaginas de mujeres indígenas brutalmente asesinadas, por ejemplo). La misión civilizadora usaba la dicotomía jerárquica de género como juicio, aunque lograr la generación dicotómica de los colonizados no era el objetivo del juicio normativo. No era una meta colonial el convertir a los colonizados en seres humanos “
Dos procesos históricos convergieron y se asociaron en la producción de dicho espacio / tiempo y se establecieron como los dos ejes fundamentales del nuevo patrón de poder. De una parte, la codificación de las diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de raza, es decir, una supuesta diferente estructura biológica que ubicaba a los unos en situación natural de inferioridad respecto de los otros (Quijano, Aníbal “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”). Podríamos concluir con que la idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de América. En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista.
De otra parte, todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y del mercado mundial

A esto se refiere (citando a Quijano), Rita Segato, en “La Crítica de la Colonialidad en ocho ensayos”, cuando diferencia los conceptos de xenofobia y racismo. La xenofobia, una cuestión de diferencia y conflictividad plenamente histórica, se transforma en racismo, que es una estructura que vincula posiciones fijadas y estereotipoadas por la relación colonial, en la cual la categoría subordinada pasa a ser explicada por una biología como destino. Es decir que Racismo no es xenofobia, no es etnicismo, sino algo de otro orden.
La Iglesia Católica condenó oficialmente la esclavitud en 1839, después de haberla avalado durante esos años Los primeros esclavos negros llegaron a América a finales del siglo XV, Fue un inmenso laboratorio de métodos de control del trabajo. Para entender su magnitud, entre los años 1701 y 1810, alrededor de seis millones de africanos fueron capturados por la fuerza y vendidos como esclavos. La actividad de las plantaciones absorbió casi el 90% de los africanos llevados a América. comienzos de la economía esclavista en América se producía un exceso de mortalidad de la población de esclavos, como la población originaria. Una mortalidad derivada de diferentes causas (suicidio, enfermedades epidémicas, alimentación deficiente, castigos corporales, explotación, agotamiento. Un dato de esa realidad es que entre 1500 y 1750, la población indígena de la Abya Ayala, cayó de 41 millones a 13 millones de personas.
La visión de la naturaleza, del cristianismo y los colonizadores esta reducida a la de un objeto a servirse por el ser humano, sin importar las consecuencias. Dista mucho de las anteriores religiones y de la cosmovisión de los pueblos originarios de nuestro continente.

Esta acumulación del capital, se valió del proyecto de homogeneización cultural, se borran prácticas comunitarias ecológicas, saberes del cosmos, tejidos, siembras, así como se controlan las prácticas reproductivas y sexuales.

Este vuelo, llevada por las brujas, me permitió dimensionar hasta donde la colonialidad es un proceso vivo y aún vigente en nuestro continente. Los colonizados, son las principales víctimas de la violencia en todas sus manifestaciones incluida la institucional pero también son quienes llenan las calles y construyen a diario la recuperación de la memoria colectiva, de los cuerpos o del territorio.

Como final, esta síntesis, de lo que significa la colonización, con la misión evangelizadora del catolicismo en nuestro AbYa Ayala, en esta comunión, entre capitalismo y cristianismo, elijo este texto de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), “Foro Permanente acoge Declaración del Caucus Latinoamericano sobre la Doctrina del Descubrimiento”, América Latina en Movimiento, 9 de mayo de 2012 [en línea] http://alainet.org/active/54689.

“Despojados, perseguidos, masacrados en trabajos forzados, prohibidos de usar nuestras vestimentas e idioma, de practicar nuestra espiritualidad, los pueblos indígenas, sin embargo, resistimos. Conservamos principios y prácticas ancestrales como la reciprocidad y la complementariedad, nuestra identifcación con la Madre Tierra, nuestros sistemas propios de trabajo y economía colectivos, de organización social, nuestros sistemas de autoridades y de justicia, nuestra cultura. Para invadirnos, someternos, saquearos y diezmarnos, los conquistadores europeos se valieron de dos instrumentos, la cruz y la espada, para imponer su doctrina: un solo dios, un solo rey. Obtuvieron una bula papal que les otorgaba estas tierras con la condición de ‘evangelizar’ a los indígenas (extirpar idolatrías). E inventaron el racismo, el criminal concepto de razas ‘superiores’ e ‘inferiores’, sustento ideológico de ese y posteriores genocidios”

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