“Iluminar zonas oscuras”, dice Adriana Lestido, fotógrafa, Argentina, quizás algunas personas solo podemos mirar dentro de, algunos privilegios nos rescatan de habitar esas zonas oscuras. Sin lugar a dudas, su mirada nos ilumina.
Dice, en un reportaje realizado por Anna-María Hollain; “Las cosas que elijo son por necesidad: es lo que valida toda expresión, para mí no hay otro parámetro. Si no hubiera sentido la profunda necesidad de mirar dentro de una cárcel, jamás habría podido hacerlo. Y ahora, si lo dicen, no puedo volver a entrar. Me lo han propuesto varias veces, pero ya vi lo que tenía que ver , ya está. Para mí fotografiar también es como quitarme oscuridad de encima, como iluminar zonas oscuras. Eso tiene que ver con mi historia y con cosas que necesitaba sacar afuera, necesitaba ver para poder iluminar”.
Su obra, es parte de los libros que ha editado, muchos, como los premios recibidos.
Christian Caujolle, cuando habla de ella dice «Ella no concibe la fotografía sino como un complemento de su vida, de sus críticas a la sociedad, de su condición de mujer en un país machista. Ella organiza sus proyectos, a ritmo lento, que interrogan profundamente el mundo donde vive«.
Para aproximarme a Adriana Lestido, elijo las palabras de Marta Dillon en “Lo Que Se Ve” publicado en el suplemento Radar de página 12 por :
«El desafío es vaciar la mente. Saquearla, al menos, de la información que la obliga a andar las mismas huellas y así invitarla a ver.
Que la imagen devuelva la mirada, que rebusque dentro de quien se asoma.
Así es como fotografía Adriana, como si al obturar permitiera un tatuaje fugaz sobre la superficie de su alma: un sentimiento. Develado, el sentimiento es luz y sombra, el juego que anima la existencia.
No es fácil exponerse así, hay que atreverse. Andar en carne viva, disponible. Dejar que la vida imprima su huella sin piedad por el estado de conciencia. Así es como mira Adriana y así es posible ver a través de sus fotos. Más allá de la anécdota, aunque las anécdotas que alumbraron estas series hayan prestado su contraste dramático para que la fotógrafa dibujara un camino de desamparos al que todos y todas estamos expuestos.
Para vivir, hay que saber perder; y también entregarle a los tiempos felices los honores de la risa. De esto se trata cada una de las historias que cuenta Adriana. Escenas robadas al tiempo porque ese tiempo es conocido y recuperado para quien ve. Una mujer presa frente a lo que será su comida, sí, pero también la evocación del hambre sin más. Una madre que se deja consolar por su hijita; la soledad frente a la inmensidad de las propias decisiones. Cada quién verá: el espejo del amor, de lo inconsolable, la maravilla de estar en el mundo o su desgarro. Pero siempre habrá un juego de espejos si es posible animarse a exponer el alma para que la emoción se imprima. Todo lo demás huelga.
Adriana Lestido indaga en la vida a través de la fotografía y así abre una falla en el misterio cotidiano por la que es posible espiar y reconocerse. Asomarse a esa grieta es un desafío filoso. Puede que la hoja despelleje a quien ve, lo deje en carne viva. Pero así se cerraría el círculo del arte. Así es como algo, después de este recorrido, se habrá movido dentro«

Arte
APUNTES INUTILES DE UNA BITACORA EN CASO DE EXTINCION
María Rodriguez Bosch Artista visual La naturaleza ha sido y es, desde el comienzo “algo” con lo que compartimos y competimos este espacio que