Entrevistadora: Ana Clara Denis.
Entrevistada: Graciela Hernández.
1) Graciela, vos sos activista feminista y docente investigadora de la UNS y del CONICET. ¿Cómo fue tu devenir feminista? ¿Cómo incidió en tu trabajo académico?
Bueno, me defino como feminista, he realizado y realizo cierto activismo, pero nunca fui una super militante, algunas veces milité más y otras mucho menos.
Debido a mi historia personal, haber sido criada por mi mamá -una modista que tuvo cuatro hijos- y mi abuela me hizo mirar siempre el lugar de las mujeres…pero eso no es feminismo…el feminismo es una ideología y no se lo puede reducir a una mirada que focalice en las mujeres.
Durante los 70 había leído algo la segunda ola del feminismo, fragmentos de Simone de Beauvoir, del feminismo marxista…y siempre estaba el tema que me movilizaba: los pueblos originarios, indígenas…a los cuales llamaré como los pueblos lo propongan…Para mí el mundo indígena siempre fue algo cercano y negado, todo en Carhué y la zona se nombraba en mapuzungun…Epecuén, Puan, Trenque Lauquen…aunque Carhué pertenece al Partido de Adolfo Alsina…siempre el universo mapuche como lo más antiguo y lo militar imponiéndose con las armas y estrategias genocidas…
Tenía todo bastante desarmado hasta que el 1994 fui a las Segundas Jornadas de Historia de las Mujeres y del Género, que se hizo en Mar del Plata; fui invitada, no porque era reconocida sino porque alguien de la organización sabía que estaba trabajando con mujeres mapuches en Bahía Blanca…en realidad no trabajaba solo con mujeres, solo que el día que me encontré con esa persona venía de entrevistar a una mujer mapuche. Esas jornadas eran previas a la Cumbre de Beijing de 1995, y era una condición que se incluyera la temática indígena. Junto con las jornadas se realizaba en Mar del Plata el Encuentro Nacional de las Mujeres; fue muy fuerte encontrar todo junto: debates teóricos increíbles para mí, investigadoras de diversos lugares, temáticas que ni pensaba, y además acercarme al “encuentro”, con toda su potencia.
El impacto lo fui llevando adelante como puse, tenía tres hijos, el más chico era un bebé, estaba haciendo la tesis doctoral con el antropólogo Edgardo Cordeu -que estaba muy lejos del feminismo- en la UNS no encontraba espacios de diálogo para estas cuestiones…Siempre busqué hacer actividades por afuera de la universidad…me parecía que era lo más sano, yo estudié en dictadura y creo que nunca superé del todo esa situación de callarme para poder seguir estudiando…no me enorgullezco de eso…pero fue lo hizo posible que concluyera mi profesorado en 1977; mi última materia fue Sociología, con Remus Tetu, a la que rendí libre porque no me bancaba el cursado.
Tardé bastante en comenzar a hablar de estas cuestiones en el plano académico y recién en 2010 me animé a proponer un seminario donde sumo los debates de los feminismos y la temática de los pueblos originarios e incluirlo en mis investigaciones
2) Hablemos de tu libro «Hebras feministas»… ¿por qué elegiste ese nombre? ¿Cómo fue pensado este libro?
El libro fue pensado como mi balance sobre “la cuestión mapuche” y las teorías de los feminismos y el género, para hacer un balance del tema, o casi un cierre. La problemática mapuche es muy densa y tengo la sensación de que en este momento son ellas y ellos quienes quieren escribir sobre su pasado y sus luchas…sentí que me tenía que correr y ponerme solo en el lugar de lectora de sus producciones. Aunque después siempre vuelvo al tema de mis amores…
Hace años que comencé a trabajar con mujeres migrantes de Bolivia y de los sectores populares urbanos en general. Trabajé mucho con mujeres migrantes de Chile, pero allí siempre estaba mirando la temática mapuche, que transversaliza todo…sean o no mapuches…hay un universo cultural muy imbricado que vemos en las comidas, el manejo de la lana, la farmacopea casera…las trayectorias migratorias…
El libro está armado por “hebras”, hilos o ideas que nos llevan por los capítulos que delimitan distintas temáticas a las que venía trabajando y aquí las uní en un libro, un libro al que veo como una urdimbre. Por otro lado, he trabajado bastante el tema de las memorias sobre el tejido en telar y he pasado muchas tardes viendo hilar con uso y tortera…Además siempre me gustaron las metáforas de la metodología cualitativa de la investigación como un trabajo artesanal -a veces pensada como bricolage- estas imágenes me resultan muy amigables para pensar en las prácticas de investigación y mis prácticas en general. Mi mamá además de ser modista tejía con dos agujas para nosotrxs y para “afuera”, mi abuela tejía al crochet, mi hermana y yo siempre tejimos…
La imagen de tapa es un tejido que me regaló una mujer mapuche, Anselma, alumna de un Centro de Alfabetización en el que realizamos talleres, para que pudiera ver el laboreo textil que podía realizar. En tejido en telar es muy raro en la ciudad, salvo si se lo organiza en alguna actividad cultural o patrimonial, mientras que el hilado es frecuente, se lo hace cuando tienen lana en vellón, que suelen obtener de diferentes formas.
3) ¿Cómo considerás que aportan temáticas sobre las que has investigado (suttee, parentesco, derecho materno, rituales de menarquía) a repensar las relaciones entre naturaleza y cultura?
Me asumo como una setentista que leyó y estudió con fervor a Levi-Strauss en la época que estaba prohibido, porque se asociaba estructuralismo a marxismo, en esa formación estructuralista autogestionada las relaciones entre naturaleza y cultura eran el eje de todo análisis, tengo artículos específicos de análisis de mitos y otros relatos siguiendo el eje de la oposición de naturaleza y cultura. Además, Cordeu tuvo una etapa muy estructuralista…y era mi director, a mí me encantaba…no compartía estas discusiones con nadie en la UNS, sí con un grupo de amigos que leíamos la Antropología Estructural…las Estructuras Elementales del parentesco, que no eran del ámbito de historia.
Luego me encontré con las lecturas feministas del estructuralismo, Héritier, en lo local a Anne Chapman, discípula de Levi- Strauss, que trabajó con los Selk’nam (onas). Luego vino la revisión de todo esto con Butler, Donna Haraway, las feministas de distintos orígenes, la vuelta a releer a Gayle Rubin, que hace una crítica al Levi- Strauss y es tan necesaria para entender el universo de Butler. Luego las feministas poscoloniales y decoloniales…
4) Estas manifestaciones culturales que acabamos de mencionar… ¿cuestionan o refuerzan los estereotipos de género patriarcales?
En realidad, cuando analizo cuestiones como el suttee lo que cuestiono es la forma en que se creó este rótulo, para mi se le puso una etiqueta a una situación que está muy lejos de ser como fue nombrada. El suttee es un término hindú que daría cuenta el suicido de la viuda para morir junto con su esposo. Este concepto fue impuesto para analizar una matanza de mujeres entre los rankülches de La Pampa, con una documentación confusa, en la cual queda claro que las mujeres no querían morir, ni la viuda ni las acusadas de brujas. Siempre dudé de ese análisis y lo confirmé cuando leí a la feminista poscolonial Gayatri Spivak, quien analiza el suttee en la India y al colonialismo…esta lectura me permitió volver sobre los documentos pampeanos y ver que las mujeres fueron asesinadas en una disputa de poder entre varones blancos refugiados y varones rankülches, pude ver que el conflicto no era la muerte del lonko o “cacique”, sino su sucesión.
Para mí el parentesco siempre una forma de indagar acerca de las posibilidades de las organizaciones familiares como alternativa a la familia nuclear burguesa y un universo teórico que me sigue interpelando…desde la lectura de Engels sobre el origen de la familia, la propiedad privada y el estado, hasta las lecturas sobre parentesco y la diversidad sexual…
Los rituales de primera menstruación me interesaron desde varios lugares, desde las discusiones del sexo/género hasta la manera que se usaba a estas ceremonias como forma de clasificar…Las llamadas “ceremonias de iniciación femenina” eran “tehuelches” porque un inglés, George Musters presenció uno de estos rituales en un territorio “tehuelche”, pero cuando pude oír de manera más cercana a las voces de las mujeres, pude escuchar que las recluidas eran aleccionadas para ser buenas tejedoras, una actividad que venía del mundo andino y mapuche, más que del universo cazador, asociado a lo tehuelche.
Suttee, parentesco, rituales de pubertad, son algunas de las hebras, que rescaté de distintos tejidos a los que deshice para volverlos a tejer en el libro. Sobre estas temáticas había escrito artículos en revistas científicas muy reconocidas en antropología, como Runa, pero los artículos siempre son breves, así que ahora volví sobre estos temas, los amplié y uní todo para darle un sentido más amplio.
5)Tu trabajo de campo, según dice el libro, ya lleva 30 años en entornos culturales mapuche en Bahía Blanca. ¿Qué grandes rupturas o cambios identificás desde principios de la década de 1990 en cuanto a las actividades de difusión de la cultura mapuche (públicas) y respecto de las prácticas cotidianas?
Bueno, gran parte de mi trabajo fue a través de la realización de Talleres de Historia y Memoria en distintas instancias de educación de adulta/os, tanto en escuelas primarias como en Centros de Alfabetización Municipal, los antiguos espacios de alfabetización creados por Alfonsín, y que acá se mantuvieron en el tiempo hasta que el 2016 o 2017…los fueron absorbiendo otras instituciones que proponían la terminalidad educativa primaria.
Antes de los talleres en educación hacía entrevistas etnográficas de manera mucho más azarosa. A fines de los 80 y comienzos de los 90 dimos unos cursos en las escuelas medias de la universidad con Tato Corte, él tenía muchos vínculos con familias mapuches por su trabajo como alfarero…En esos cursos asistieron maestras mapuches que nos hicieron muchos contactos, recuerdo de esa época a Delia Caniumil y a Rosana Yancafil, sigo en contacto con ellas y con las que dejamos de vernos al terminar los cursos…
Esa era una primera época, de mucha movilización alrededor del tema de los pueblos originarios o indígenas.
En los últimos años de la Dictadura comenzó a venir Rodolfo Casamiquela a Bahía Blanca, daba cursos de posgrado y charlas masivas, supo dar algunas los viernes a la noche en el Club Universitario. En esa época el tema indígena tuvo características muy especiales, conocimos a Aimé Painé, llegó a la ciudad por su cercanía con Casamiquela, pero acá tuvo una agenda propia, visitó a la gente en sus casas, pasó un Año Nuevo con doña Manuela Meliqueo y don Ignacio Cheuque, dio a conocer la canción para dormir a los bebés de doña Manuela, a la cual no nombro como de “cuna” porque me han señalado que es muy una denominación muy europea.
Los contrafestejos de los 500 años de la conquista fueron muy dinamizadores para las luchas indígenas.
La reforma de la constitución 1994 también fue muy movilizante, porque incluía a los pueblos indígenas y ampliaba sus derechos…El otro día en el encuentro que se hizo en el marco de las actividades convocadas por la Revolución de las Evas, por zoom, se pudo ver que la reforma de la constitución fue un quiebre en la historia de las organizaciones mapuches y mapuches/tehuelches.
Son muchos años, a fines de los 90 las organizaciones indígenas mostraron otra politicidad, resurgieron incluso identidades indígenas de pueblos que se consideraban extintos.
Con todos estos cambios surgieron diferencias abismales con Casamiquela, ya no hubo esos encuentros masivos y sí vimos cómo se iban consolidando diferentes organizaciones de pueblos originarios. Casamiquela se abocó a la creación del Museo de Leleque, en Chubut, con el financiamiento de Benetton. La forma en la que se mostraron las identidades mapuches también fueron cambiando, la lucha política fue ocupando el espacio público, que antes tenía un formato más culturalista.
6)¿Cómo describirías tus vínculos con las mujeres y hombres mapuche con les que has trabajado?
El universo de las mujeres es muy grande, pero el trabajo en talleres fue siempre muy ameno, rico, complejo, gran parte de ellos los hice sola, en alguna época se sumó Jessica Visotsky y creo que recuerda esa época de manera muy positiva, ella se formó en ciencias de la educación e hizo tu tesis doctoral en historia. También hice talleres en otros espacios, con niñas y niños migrantes de Bolivia, pero en total contacto con su familia, en especial con las madres, con Lucía Calla, sociológa, y también se entusiasmó con la propuesta, luego trabajé con Belén Bertoni, antropóloga, y no vemos la hora de poder volver al campo, nuestro campo es la escuela de adultos, las mujeres, sus casas, sus trabajos.
Me fui un poco del tema, pero en las escuelas, con las mujeres mapuches, siempre hubo buenos vínculos, aunque a veces surgieran temas muy tristes, por los recuerdos o por el presente.
La situación cambia con muchas militantes mapuches que me han cuestionado -directa o indirectamente- mi interés por su historia y su presente, situación que he comprendido con el tiempo…Fui entendiendo que me faltaba formación para hacer trabajos más colaborativos, que es lógico que lxs mapuches quieran escribir su historia…y que me vieran como una metida, de las que ahora llaman “extractivistas” …por analogía entre historia y territorio, al que se le saca todo…
7) ¿Cómo fue el proceso de edición?
El proceso de edición fue muy amigable…en general yo acepto las correcciones de estilo, no me considero buena escribiendo. Había hecho un intento de utilización de lenguaje inclusivo, pero a la correctora no le gustó, eso fue lo más duro, me dijo que no se entendía nada. El libro salió en el 2018, pero yo lo terminé en el 2017, en unos años corrió mucha agua bajo el puente…así que en ese momento acepté poner una frase donde decía que me preocupaba el uso del lenguaje y todas las asimetrías que denota y connota pero que a pesar de la preocupación no lo usaba…
8) Para cerrar, ¿hay algo más que nos quieras comentar, o que le quisieras decir a futures lectores/as?
Para cerrar, te agradezco la entrevista y les digo a lxs posibles lectorxs que veo al libro como una síntesis del trabajo de muchos años…. creo que hay más preguntas que respuestas…
Hay mucha relectura de temáticas que creíamos cerradas, como el sentido de las ceremonias de primera menstruación…Por sobre todo hay una problematización sobre el lugar de las mujeres, que no solo fueron tejedoras, sino pastoras, criadoras de animales, esquiladoras en el ámbito doméstico y a veces más que eso…También espero hacer visible las características pluriculturales de nuestras ciudades, a partir de mostrar la importante presencia mapuche y mapuche/tehuelche en Bahía Blanca.
Todo esto en estos momentos vemos un increíble surgimiento de los feminismos nuestroamericanos, del Abya Yala, Comunitarios, del Buen Vivir que nos siguen interpelando y me maravilla poder estar en este momento…También las interpelaciones en los “encuentros nacionales de mujeres” para que estos serán plurinacionales y no solo de las “mujeres”…
Ana Clara Denis: Estudiante de la Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional del Sur. Militante feminista, estudiantil y barrial en la organización Cardumen (Frente Patria Grande).
Graciela Hernández Feminista. Docente universitaria, investigadora CONICET, autora del libro Hebras Feministas. Nacida en Carhué el 9 de junio de 1956. Estudió en el Departamento de Humanidades, UNS.