Viviana Beker
TERCERA PARTE
Malleus Maleficarum
Como la edad media no ha terminado
nada del pasado está muerto ni enterrado,
sino sólo oculto y no por azar.
No es in pasado que vuelve;
sino que nunca se ha ido,
porque allí está el poder punitivo,
su función verticalizante,
sus tendencias expansivas,
sus resultados letales
Eugenio Zaffaroni
El más famoso de todos los libros sobre brujería, Malleus Maleficarum (El martillo de los brujos), tuvo innumerables ediciones, se difundió por Europa y tuvo un profundo impacto en los juicios contra las brujas en el continente durante 200 años aproximadamente. Vendió por el 1600, más copias que la Biblia.
A lo largo de los tres siglos siguientes, se convirtió en el manual indispensable y la autoridad final para la Inquisición, para todos ‘los jueces, magistrados y sacerdotes, católicos y protestantes, ‘en la lucha contra la brujería en Europa. La Inquisición, la hoguera, la tortura, mental y física, de la cruzada contra ‘la brujería: todo esto es. Y detrás de cada uno de los actos sanguinarios se encontraba este libro, a la vez justificación y manual de ‘instrucción. Misógino, fomenta el odio, la intolerancia y al final, el exterminio de quien podía ser declarada bruja conforme al derecho penal aplicable en esa época (Prólogo, Malieus Maleficarum, edición Orión)
“Esta obra era la más demencial, la más misógina que jamás hubiera presentado al lector” dice Guy Betchel en “La puta; la bruja, la santa y la tonta”.
Sus autores, Heinrich Kramer y ]acobus Sprenger. El primero a edad temprana ingresó en la Orden de Santo Domingo y luego fue nombrado Prior de la Casa Dominica de su ciudad natal. Fue predicador general y maestro de teología sagrada.
Sprenger, ingresó como novicio en la Casa Dominica en 1452. Se graduó de maestro de teología y fue elegido Prior y Regente de Estudios del convento de Colonia lo que le permitía ser recibido por el papa En 1480 se lo eligió decano de la facultad de Teología de la Universidad.
La bula papal de Inocencio VIII, que forma parte del libro los define como “Nuestros amados hijos Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger, profesores de teología de la orden de los Frailes Predicadores, han sido nombrados, por medio de Cartas Apostólicas, Inquisidores de estas depravaciones heréticas, y lo son aún”
Otro párrafo de la Bula expresa:
“Nos anhelamos con la más profunda ansiedad, tal como lo requiere nuestro
apostolado, que la Fe Católica crezca y florezca por doquier… y que toda depravación herética sea alejada de los límites y las fronteras de los fieles”
El Malleus les dedicó un capítulo entero, a las comadronas, esas mujeres que atendían los partos y eran poseedoras de todos los saberes de la reproducción. Sostenía que eran peores que cualquier otra mujer, ya que ayudaban a la madre a destruir el fruto de su vientre, una conjura facilitada, acusaban, por la exclusión de los hombres de las habitaciones donde las mujeres parían.
“Existen siete métodos por medio de los cuales [las brujas] infectan de brujería el acto venéreo y la concepción del útero. Primero, llevando las mentes de los hombres a una pasión desenfrenada; segundo, obstruyendo su fuerza de gestación; tercero, eliminando los miembros destinados a ese acto; cuarto, convirtiendo a los hombres en animales por medio de sus artes mágicas; quinto, destruyendo la fuerza de gestación de las mujeres; sexto, provocando el aborto; séptimo, ofreciendo los niños al Diablo “-
La caza de brujas condenó la sexualidad femenina como la fuente de todo mal, pero también fue el principal vehículo para llevar a cabo una amplia reestructuración de la vida sexual que, ajustada a la nueva disciplina capitalista del trabajo, criminalizaba cualquier actividad sexual que amenazara la procreación, la transmisión de la propiedad dentro de la familia o restara tiempo y energías al trabajo.
La sexualidad femenina, considerada como origen de todo mal, desde que Eva comió la manzana, como está escrito en el antiguo testamento, fue reafirmada por el cristianismo vía la inquisición. Es innecesario aclarar las consecuencias de esa represión, que no ha sido exclusiva de esta religión, sino que es compartida por muchas otras creencias monoteístas.
Un libro, que parece absurdo, en nuestra lectura actual, es sin embargo un texto que no pocos juristas han estudiado y profundizado. Su importancia radica en descubrir una mentalidad que está todavía presente —al menos de manera parcial— en el saber jurídico y político de hoy
Un estudio, profundo del Martillo, es el que realiza Octavio R. Acevedo Quezada, en el libro “Remedievalización del derecho y la Poítica – Introducción crítica al estudio del saber jurídico-político”, en el que alerta que, mientras no se tome conciencia de las reminiscencias, atavismos y prolongaciones medievales presentes en la cotidianeidad, no desaparecerá el malestar en la cultura jurídica y política que observa en la actualidad. Uno de los ejemplos más contundentes, es acudir a razones morales para tomar decisiones jurídicas y afirma : “El espíritu —monista, totalitario, abismal— es el mismo, permanece incólume, sólo que con nuevos ropajes, bajo nuevos montajes y discursos, y, frecuentemente, con simulada intención de novedad, que toca al pensamiento crítico develar, descubrir”.
Cullen Murphy, en su libro “ El tribunal de Dios” se refiere a la inquisición, que surgida en el siglo XIII para combatir a los grupos disidentes de la Iglesia católica, adquirió un poder inmenso como garante, primero, de la ortodoxia, y luego de la “limpieza” religiosa de Occidente y sigue presente hoy día, ya que en sus palabras este tribunal sentó las bases del mundo moderno al comprender el poder de la información, así como la importancia de obtenerla bajo coacción, administrarla, archivarla y controlar celosamente su difusión.
Aquí, incorpora en este análisis, no solo el ideario sino su manera de trabajar, justamente de eso da cuenta el Martillo o Malleus
O.R. Acevedo Quezada, usa la expresión “dispositivo” formulada por Michel Foucault , aclarando que la ideología que sustenta al Martillo, no es un dispositivo cualquiera, sino uno mortal, que a su vez forma una gran red visible e invisible, con otros dispositivos, pero todos ellos mortíferos
Es sumamente interesante el análisis de este autor para entender y comprender, el ejercicio del poder en todos los niveles, porque, explicitan la presencia de un mismo discurso: racista, abismal, autoritario, conservador, hegemónico, totalitarista, mono o unidimensional, belicista, el cual, en gran parte, da origen a discursos y construcciones jurídicas que, las más de las veces, mantienen ocultas sus premisas ideológicas,.
Las ideologías políticas, cualquiera que sea su talante, requieren siempre de un ropaje jurídico. Entre otras cosas, el Malleus Maleficarum buscó implantar, dentro de la cultura medieval imperante, un discurso moral, teológico y religioso, entrelazado con el sistema jurídico……. el Malleus llevó a cabo un conjunto de análisis, propuestas y reflexiones en torno a la existencia y naturaleza de las brujas, así como de sus formas de operar y manifestarse. Enseñó a reconocerlas para detenerlas y juzgarlas, estableciendo para el efecto un protocolo judicial específico: el procedimiento o juicio inquisitorial, uno de cuyos rasgos distintivos es la formalización de la tortura. Instituyó, calculó, diseñó y puso en marcha tácticas y estrategias para ejercer el poder inquisitorial sobre un sector de la población. Buscó imponer una “cultura”. Y constituyó un dispositivo más de poder (Acevedo Quezada)
Eugenio Zaffaroni, en su trabajo junto a Guido L. Croxatto “Friedrich Spee: de la caza de brujas al moderno derecho penal”, analiza el discurso :
”EL discurso actual, que ya no separa de modo tan tajante el “alma” del cuerpo, la razón de las emociones, el cuerpo del “espíritu”. es, reivindicador de la corporalidad, se sucede entonces la reivindicación como “sujetos” de todos aquellos que antes eran meros “objetos”: la naturaleza, los animales, pero también los menores, los discapacitados y las mujeres. Todos ellos, antes privados de “razón”, eran privados de derechos, eran “tutelados” por el hombre con mayúsculas, el único con “razón”
Pero muchas de las críticas, reivindicadoras de la corporalidad (de esas “brujas”) bien pueden ser traídas hoy, para cuestionar un derecho penal que sigue reprimiendo –negando, torturando, encarcelando– la corporalidad. Un derecho, en suma, que niega el valor de la poesía, que sigue apostando al dualismo antropológico, que encierra cuerpos, librando las “mentes”, dejando libre la pura “razón” ”.
Lo que permanece del discurso demonológico no es el contenido sino justamente la estructura que perduran desde la inquisición, como escribe E. Zaffaroni, en su libro “ La cuestión Criminal”: “ Se alega una emergencia; como una amenaza extraordinaria que pone en riesgo la humanidad; a la nación; al mundo occidental; y se usa para eliminar cualquier obstáculo al poder punitivo que se presenta como la única solución para neutralizarla. Está claro que el poder punitivo no elimina el peligro de la emergencia, sino que verticaliza mas el poder social”.
El odio está siempre presente, aunque esté reprimido, y su forma más pregnante es el odio del otro afirma Acevedo Quesada. “Pero cuando se consideran las manifestaciones más extremas del odio del otro, como en el racismo, es imposible comprenderlas de otro modo que no sea el de una transferencia masiva del odio de sí hacia algún otro (una categoría de otros), es decir, como transferencia —en este complejo— del deseo y del afecto que se mantienen cambiando de objeto”
Así, por ejemplo, el leproso, el migrante ilegal, el extraño, el disidente, el extranjero, el peligroso, la bruja, el judío, el musulmán, el afrodescendiente o el morocho, encarnan la figura del otro, el enemigo, al que hay que vencer (con todo el “peso de la ley”).
Una aclaración válida es que no fue solo bajo la inquisición que se persiguió a las “brujas”, sino también desde los tribunales civiles, tanto es así que en una bula pontificia de 1657; llamada Pro formandis, se condenó oficialmente y prohibió las persecuciones contra las brujas. Los estados nacionales no optaron las mismas disposiciones hasta muchos, muchísimos años después. Por eso, son los tribunales civiles los que ocasionaron la mayor cantidad de víctimas.
Esto reafirma, las palabras de Silvia Federici, respecto de que la inquisición fue parte de una iniciativa política, como ya lo escribí en “Quien interpela a Dios” , pero esta maquinaria es imposible pensarla sin la Inquisición y los siglos de campañas misóginas de la Iglesia contra las mujeres